BMJ 1998; 317: 1599 (5 diciembre)
Revisiones
Punto de Vista
Episodios fatales en la historia de la medicina
Cuando leí sobre las muertes de niños como un resultado de cirugía cardíaca pediátrica en Bristol recordé las muertes de pacientes sometidos al tratamiento llamado "sueño profundo" en el Hospital Privado Chelmsford en Sydney. El Sueño Profundo (Cura de Sueño) era un coma tóxico de dos a ocho semanas de duración en pacientes con condiciones psiquiátricas rebeldes; aproximadamente se asociaron 40 muertes con el tratamiento. La 1990 Comisión Real sobre "Sueño Profundo" me acreditó para ser la persona que detuviera el tratamiento.
Ambos eventos implicaron a varios médicos poderosos, que estaban más allá de reproche y de gran prestigio en el mundo médico. Ni siquiera el número creciente de muertes les inquietó a ellos o sus colegas, que hicieron diversas racionalizaciones para explicar la "infortunada" suerte de estos especialistas.
El aislamiento profesional de los doctores en Sydney se volvió claro sólo después de la Comisión. Trabajaban en un hospital privado en el que nadie podía cuestionarles, excepto las enfermeras, que en esos días no estaban en posición para hacerlo. Incluso si hubieran estado en un hospital público, como en el caso de Bristol, dudo si se hubieran visto cuestionados debido a su experiencia y habilidad para dar respuestas creíbles. Las enfermeras de Chelmsford tuvieron que marcharse para escapar a los horrores y hubiera sido interesante saber si la misma cosa pasó en Bristol.
En Bristol y Sydney las muertes se sucedieron con frecuencia alarmante, cada muerte una tragedia y cada una explicada en el idioma de la profesión médica, que implica verdad científica e inevitabilidad.
En esta fase una mente fresca pasó a enfocar los acontecimientos. En Sydney no tuvo todos los problemas que Stephen Bolsin tuvo para tratar con la evidencia estadística. Un shock final sobre el resto de los médicos fue necesario para detener el tratamiento. Inmediatamente se planteó una reunión con los otros doctores y se les informó de las muertes ocultas. El Dr Bolsin fue acusado de alarmista; trabaja ahora en Australia, y ha recibido amenazas sobre volver trabajar en Inglaterra.
The General Medical Council en el caso de Bristol y la Comisión Real en el de Sydney verificó las preocupaciones de los alarmistas. En mi caso hubo un sentimiento de alivio al poder aclarar las cosas, sobre todo con mis colegas que habían simpatizado con los dos doctores implicados en el tratamiento de "Sueño Profundo".
El resultado para los doctores implicados en Sydney fue que uno de ellos cometió suicidio y el otro ha sido incapacitado para el ejercicio profesional por otras razones. Las consecuencias para la psqiuiatría y la medicina han sido peores. El Servicio de Atención al Paciente se ha vuelto un imperio en sí mismo y se da un progresivo incremento en el número de las demandas civiles por negligencia hacia los médicos. Las normas para el mantenimiento de estándares profesionales y revisión por pares se han vuelto muy importantes en Sydney. Un tratamiento seguro como el TEC ha sufrido un importante descrédito al asociarse a los aconteciemientos de Chelmsford.
Es necesario tener cuidado con estas reacciones pero, cómo pueden preverse acontecimientos como los de Bristoly Chelmsford? Por un lado está la necesidad de proteger a la comunidad contra la mala conducta de los médicos y en el otro mantener un acercamiento auténtico a prácticas médicas innovadoras y no ahogados con constreñimientos celosos legales. Pero ningún instrumento legal detendrá estos episodios fatales en la historia médica. La revisión por pares y y la formación continuada son un punto de partida, , y es necesario establecer una actitud crítica en los programas de enseñanza médica.
Algunas personas han preguntado cuál es la diferencia entre el Dr Bolsin y yo y el resto de los médicos que simplemente esperan que algo suceda. La Comisión Real lo llamó valor y forzó una renuente Asociación Médica Australiana a dotarme de un certificado por "servicios extraordinarios a la psiquiatría.". A mí me gusta pensar que es simplemente un respeto por la verdad y la vida humana y por no estar dispuesto a tolerar la injusticia. ¿Es tan difícil alentarlo en estudiantes y profesionales jóvenes?
Brian Boettcher. Psiquiatra, Sydney, Australia
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© British Medical Journal 1998
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